Desde luego que, pasar cuatro días en París en los que tienes que
visitar los parques de Disneyland, subir a la Torre Eiffel, navegar
por el Sena, no perderte los lugares más emblemáticos de la ciudad,
pasear por el barrio de Montmatre con sus encantadoras cuestas y
hacer colas y colas y colas... Todo eso ya es de por si una maratón.
Si luego tienes que hacer la maratón de verdad pues ya vas como
entrenado.
París en sombras |
Y hablando de entrenamiento; para mí, los cien días que todos los expertos dicen que es el tiempo óptimo para preparar una maratón son la clave.
Quiero decir que el día de la carrera es un día de fiesta, las ciudades se vuelcan con su maratón, hay gente y música por las calles, es un día en el que se disfruta –por lo menos durante los primeros 35 kilómetros –, todo es nuevo para ti y tú tienes una sensación extraña porque te sientes protagonista y espectador a la vez: es un día de emociones. Porque lo realmente duro, el sacrificio ha venido antes. Durante 100 días el correr se ha convertido en una parte de ti; tu vida, tu tiempo gira en torno a cosas como, “pero, ¿cuándo coño voy a entrenar yo esta semana?” o, “¿me tocan series o cuestas?” o, “me cagüen en el farleck de las narices”... Y que decir de esa mañana de domingo que ha salido nublada y fría y le dices a tu pareja que justo acaba de abrir un ojo: “cariño, hoy nos toca tirada larga”.
Porque esa es una de las grandes suertes que tenemos nosotros, y que
compartimos con muchos de los miembros de Jarra y Pedal: que somos
dos los chalaos que nos ha dado o por correr o por ir en bici.
Y sin duda es una suerte. Pues bien, si encima de estar 100 días
así, en un sin vivir, te pasa lo que le pasó a Olga, que faltando
cuatro semanas para el día D se lesiona del piramidal y aún así
decide seguir adelante y se pone en manos de un fisio –desde aquí
un saludo a Xavi –, y después del parón obligado de dos semanas,
continúa con sus entrenamientos y consigue acabar la maratón en un
honroso tiempo de 4 horas 28 minutos, pues yo creo que todos
compartiremos la admiración y reconoceremos la extraordinaria fuerza
de voluntad de la corredora Olga Loscos, con dorsal 28022 en la
maratón de París.
La mañana de la carrera empezó soleada pero fresca; luego la cosa
se fue caldeando, claro. 50.000 personas corriendo por las calles de
París. Para quien conozca un poco la ciudad, el recorrido era muy
turístico: saliendo del arco del Triunfo, todos los campos Elíseos
hasta el bosque de Vincennes y luego vuelta por los quai del Sena
hasta el bosque de Bolonia y acabar otra vez en el arco del Triunfo:
42 kilómetros 195 metros que yo acabé en 3 horas, 30 minutos y 4
segundos; y cualquiera que haya corrido fondo o medio fondo entenderá
que esos 4 segundos los tengo clavados a fuego y ahí estarán,
carcomiendo, hasta la siguiente maratón y los vea desaparecer. Con
lo cual, la historia continúa.
Estos son los datos que publica la página oficial por si alguien se quiere entretener.
Estos son los datos que publica la página oficial por si alguien se quiere entretener.
real time :
03H 30'04''
Official time : 04H09'30'' Official ranking : 10606 / 40157 |
Average speed :
12.05KM/H
|
average Km time :
00:04:59
|
time in :
5 km
00:25:10
|
10 km
00:50:19
|
15 km
01:15:05
|
20 km
01:39:36
|
21,1 km
01:45:11
|
25 km
02:04:23
|
30 km
02:29:17
|
35 km
02:54:05
|
40 km
03:19:00
|
TIME (MIN) PER 5 KM - STRETCH :
|
||||||||||||||||||
PACE (KM/H) PER 5 KM - STRETCH :
|
Los primeros kilómetros con tanta gente corriendo fueron de mucho
desgaste, con parones y arrancadas donde costaba mucho mantener un
ritmo constante. Pero ahí, las piernas van frescas, las emociones en
la piel, todo es bonito. Sirva esto de ejemplo: Pasadas las Tullerías
y antes de llegar al bosque de Vincennes noto que los pelos se me
erizan. Afino el oído y sí, efectivamente, estoy escuchando a una
charanga –luego veré que son de Navarra – tocando una "mítica"
canción que todos vosotros, amigos de la jarra como yo, conoceréis
de sobra: “Buena cerveza la que tomamos aquíiii, buena
cerveza...”. Al pasar a su lado, los saludo efusivamente mientras
un hormigueo me recorre el cuerpo. ¿Hace falta o no estar
sensiblemente predispuesto para que una canción tan “romántica”
te saque la emoción? Pues eso es lo que consigue la maratón.
Por el bosque de Vincennes |
A medida que van pasando las calles y las plazas de París, la
carrera se va haciendo más fluida y ya va siendo más fácil
mantener el ritmo. Todo sigue sin más novedad hasta la primera media
maratón: hasta los 21,1 kilómetros. Este es el primer test para
saber cómo voy. No lo he dicho, mi objetivo es hacer la maratón en
3h 30', esto es , a 5' el km. Por lo tanto tengo que pasar en 1h 45';
y sí, conseguido. Voy sólo 11 segundos por encima. Y las
sensaciones aún son buenas. Hay que decir que una maratón se divide
en dos partes, los primeros 30 kilómetros por un lado, donde de lo
que se trata es de guardar fuerzas; y los siguientes 12 kilómetros,
donde puedes desfondarte y acabar arrastrado o por el contrario, si
has entrenado bien y no has forzado mucho en la primera parte de la
carrera, llegar más o menos decentemente. Todo esto tiene una
explicación que es que a partir de un momento ya has quemado todo el
glucógeno de los músculos y el combustible pasa a ser la grasa y en
esa transición es cuando puede aparecer el famoso muro de la
maratón. Pues bien, en la maratón de París esta transición sucede
después de salir de un túnel de más de un kilómetro de largo
–luego nos dijeron que era el túnel de la Lady Di – y aparece
ante ti, imponente, la Torre Eiffel. ¿Qué más se puede pedir para
despistar al muro?
Con esta es ya la tercera maratón que corro y cada vez estoy más
convencido de que para entrenar una maratón es imprescindible no
descuidar la fuerza. Es decir, que una vez pasado el kilómetro 30,
de cardio voy perfecto: las pulsaciones no son altas, el ritmo
aeróbico lo voy aguantando de maravilla y si algo echo en falta es
fuerza. Noto que las piernas empiezan a flaquear, que me cuesta
subirlas y dar una nueva zancada. El braceo también se hace más
duro.
Entonces llegan los kilómetros 36, 37, 38... y aquí ya sólo hay
un enemigo que te impida llegar a la meta: la cabeza. Mucha gente ya
está caminando, otros están en el suelo con calambres, ves pasar a
la ambulancia, y una parte de tu cabeza te pregunta: “¿merece la
pena seguir corriendo?, párate y ves un rato andando”. (Esta parte
de la cabeza es la misma que en otros momentos de tu vida te ha
dicho: “échate otro cubata más, tonto”).
Pero tú sigues y sigues. Y cuando llega el kilómetro 42 ves que
puedes bajar de los 3h 30' y empiezas lo que tú crees que es un
sprint, y los últimos 100 metros se convierten en una lucha estúpida
contra el tiempo. Pero entonces llegas a la meta y te olvidas de
todo. Te abrazas con un francés con el que has ido un trozo al mismo
ritmo; comentas algo con un mejicano; con uno de un pueblo de
Santander os decís lo bien que os sentís... Pocos momentos de más
fraternidad que en la línea de meta de una maratón.
Y una vez acabada la maratón de París me quedo con la sensación
que me va rondando últimamente de que me estoy acercando a un
límite, de que ya no me queda mucho más potencial; y esto, que por
un lado es triste ya que no te queda capacidad de mejora; por otro,
te permite pensar que le estás sacando todo el rendimiento al
cuerpo.
Justo debajo del arco del triunfo |
Bueno, pues ya está. Desde la orfandad de no tener un objetivo a la
vista escribo esta crónica de la maratón de París, sin olvidarme
de Marga, de Paloma y de Inés (Pascal estaba de viaje) que se
quedaron con Candela para que nosotros pudiéramos correr la maratón.
Muchas gracias, chicas.
C'est fini |
Nadie lo redactaría mejor, enhorabuena campeones.
ResponderEliminarSois mis ídolos!!! A muerte con todo SI SEÑOR. Mejor crónica imposible y buena foto la de "París en sombras"👏👏👏
ResponderEliminarSi es la misma parte del cerebro la que te dice que pares y que te tomes otro cubata, estamos perdidos. Buenisima crónica. De acuerdo en que hacer deporte en pareja tiene mas ventajas que inconvenientes( que también). Un abrazo a los dos y a Marga.
ResponderEliminarMons me encanta leer tus crónicas porque me haces correr contigo y en este caso revivir París en sus luces y sombras
ResponderEliminarRaquelilla sale como q eres yo!!!
EliminarPor supuesto que preciosa la crónica, bravo!!! A mí sí que me ha dado por mirar los tiempos y vaya maquinica!!! Pero qué regularidad!!! Ni una liebre profesional mantiene ese 5´ durante tantos kilómetros. Mucho trabajo hay ahí detrás. Enhorabuena a los dos!!! Abrazos!!!
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios; la verdad que al placer de correr ya casi le está superando el placer de hacer la crónica. No se entiende uno sin otro. Y contestando a Germán: está sacado de los planes de entrenamiento de Martín Fiz (q son lo q a mí más me gustan) que se basan en interiorizar el ritmo de carrera. Si te das cuenta, los primeros 10 K son los que más se desvían y era porque había tanta gente que era imposible coger el ritmo e ibas a trompicones. Pero bueno, eso me permitió ir de menos a más que también es interesante.
ResponderEliminarEnhorabuena campeones !!!
ResponderEliminarY muchas gracias por compartirlo
Al igual que Marina , también sois mis ídolos
A mi tambien se me han puestolos pelos de punta al leer tu cronica. Emocionante !no se q más decir y por supuesto q admiración a los dos
ResponderEliminarUn abrazo y en verano mas detalles
Los pelos como escarpias con la crónica. Qué grande Mons. Y Olga, por supuesto, todo un ejemplo a seguir. Si el gusanillo de la marathon ya me rondaba, ahora el objetivo está claro...
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ResponderEliminarFormidable crónica Mons! Qué fuerza de carácter mostráis! Y qué combatividad!
La regularidad de la velocidad deja alucinada 11,9-12,1 km /h, constante y eficaz.
Yo puedo dar testimonio de vuestra satisfacción después de la carrera.
Por cierto, esa parte de la cabeza de la que hablas (que los analistas llamamos el Superyo que no deja tranquilo ni para lo bueno ni para lo malo ) no solo os permitió llegar hasta la meta sino beber por la noche champan y hasta el final de la botella!
Otra cosa, cuando te canses de hacer maratones por el mundo, yo creo que la escritura será una pista a explorar!
Fué estupendo estar compartiendo con vosotros esa experiencia !
Y Candela una maravilla que nos enamoró.
ENHORABUENA
Marga
Me alegra que a alguno se le esté metiendo el gusanillo de hacer una maratón: no lo dudéis, no os arrepentiréis. Y muchas gracias, Marga por tus palabras. Y permíteme una broma: yo no sé si es mi "superego" o mi "ello", porque mi "ello" es muy cabrón. Un beso.
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